“A todo hombre que sueña, le falta un tornillo”.
En 1948, Quinquela celebró la primera ceremonia de la Orden del Tornillo, un honor destinado a aquellos que cultivaban la verdad, el bien y la belleza del espíritu y el común del mundo consideraba “locos”. Con esta condecoración, el artista quería premiar a todo el que sobresalía por algo en la vida, porque seguramente estaba loco y le faltaba un tornillo. Entonces él entregaba un tornillo pequeño, de un tamaño ideal para la solapa del saco, y un tornillo grande, con un cordón de colores, que servía para colgarse en el cuello. Quinquela giraba al candidato para dejarlo de espaldas a él, y con su bastón de mando le daba un golpe suave en la nuca, diciendo: “Ya estás atornillado, ¡pero no te lo ajustes demasiado que es conveniente llevarlo flojo!”.
La distinción no tenía la intención de volver cuerdo a quien la recibiera, sino conservar esa locura y potenciar la creatividad. Por decisión unánime del Gran Maestre (personaje en el que se convertía Quinquela, usando un sombrero de estilo Napoleón y vestido con este traje de almirante modificado con tornillos en botones y charreteras), multitud de artistas, intelectuales, médicos, escritores y bohemios en general, recibieron su tornillo de bronce para conservar fuera de la cabeza.
La Orden del Tornillo, que se convirtió en una distinción muy apreciada y pretendida, fue otorgada a 309 personalidades en actos burlonamente solemnes como el arriba descripto, que se realizaron hasta 1976 en este mismo salón de la casa, dando continuidad a las famosas Peñas del sótano del Café Tortoni, histórico sitio de reunión de intelectuales en las que Quinquela participó de 1926 a 1947.
Número de inventario
1047
Clasificación
Tipo
objeto histórico
Nombre
Traje utilizado por BQM para sus ceremonias de la Orden el Tornillo
Materiales y técnicas
Textil
Dimensiones
-
Publicaciones
Fotografías
Obras representadas